Mis manos

Y llegó el momento en que dejé de escribir. Nunca lo hice tanto tampoco, pero justo cuando la cosa tenía que haber empezado a fluir me bloqueé, y ahora cuesta cada palabra que sale, cuesta.
Pienso tan rápido, tantas cosas, tantas ideas de las que quisiera escribir, que las palabras se apelotonan en la garganta y mis manos no me siguen. Mis manos me censuran.
Apago mi cigarro, y pienso que si tal vez escribo tan rapido como pienso debe ser que todo resulté mas facil. Pero mis manos me traicionan. Tropiezan con el teclado, y al corregir todo cambia. Finalmente creo que son mis manos las que deciden lo que escribo. Y que por más que sueñe con plasmar mis ideas en algun lugar del ciberespacio, ellas...

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